Para este mes visitamos la primera iglesia de nuestra ciudad tras la Reconquista, en 1266, la Iglesia de Santa Ana, Catedral de Triana. Una iglesia en el que cada rincón es espectacular y un barrio de los más singulares de la ciudad. Sólo hay que cruzar el Guadalquivir para descubrirlo.
Triana ha sido tradicionalmente un barrio de marineros, obreros, alfareros e industriales. También ha sido una zona de Sevilla en la que han nacido numerosos toreros, cantaores y flamencos.
Santa Ana, la devoción de un rey
Y es que según cuentan los historiadores, Alfonso X sufría una enfermedad denominada el dolor del clavo, la actual hoy glaucoma, y era muy devoto de Santa Ana, a la cual le pedía cada día por la desaparición de su enfermedad. Su promesa era llevar a cabo algo grande en su nombre si mejoraba su situación y tuvo que ser así porque en 1266 comenzó las obras del templo dedicado a ella, en el pequeño pueblo que creó tras la conquista de la ciudad, en los alrededores del Castillo de San Jorge.
En sus comienzos, la iglesia de Santa Ana debió estar fortificada, ya que se levantó fuera de las murallas de la ciudad y a la conservación de los remates almenados que cubrían sus terrazas. Su torre se alzó a primeros del siglo XIV, un siglo que estuvo marcado por el terremoto que sufrió la ciudad en 1356 y que llevó al traste el interés de Alfonso X por mantener en pie el arte y arquitectura dejados por los musulmanes. Sería la naturaleza la encargada de destruir parte de ese legado.
Un seísmo de intensidad siete cuyo epicentro estaba en el Cabo de San Vicente ocasionó cuantiosos daños en Sevilla. El más importante fue la caída de las cuatro bolas de bronce que coronaban la torre alminar de la mezquita mayor, ya convertida en Catedral cristiana. Esto hizo que estos elementos islámicos fueran sustituidos por una espadaña con una campana que, a su vez, en el siglo XVI, se le añadió un nuevo cuerpo completo de campanas con el remate del Giraldillo.
En el siglo XV se continuó el proceso constructivo, levantándose en la nave de la izquierda, la denominada Capilla del Capitán Monte Bernardo constituida por dos tramos cubiertos con bóvedas estrelladas. A mediados del siglo XVI se erigió La Capilla Sacramental, más cercana a la cabecera y de planta cuadrada, y a principios del siglo XVII se acomete la Capilla Bautismal, también de planta cuadrada y cubierta con una bóveda semiesférica. En 1680 se cubre también la capilla Sacramental con una bóveda del mismo tipo.
Otro terremoto, en este caso el de Lisboa en 1755, dañaría seriamente la iglesia de Santa Ana. Fue remodelado por el arquitecto Pedro de Silva en el que además se modificó la imagen de la portada y la cabecera.
Nos tenemos que remontar ya al siglo XX para la restauración de la portada gótica de la nave izquierda y a 1972, donde una completa restauración hizo desaparecer la decoración interior de carácter barroco.
El exterior de la Catedral de Triana
La Iglesia de Santa Ana es de estilo gótico-mudéjar y es de las pocas que posee tres portadas. La que en mejor estado de conservación está es la lateral, la Portada del Evangelio, con un arco abocinado de forma ojival, con siete pares de columnillas rematadas con capiteles decorados con elementos vegetales. Toda la portada es de piedra y se enmarca bajo un gablete apuntado donde aparece el escudo de Castilla.
Una peculiaridad de la Iglesia de Santa Ana es que su torre está desplazada de su cuerpo y pertenece como antes hemos citado a principios del siglo XIV. Es de tipo mudéjar, con arcos polilobulados y de herradura. Destaca su chapitel decorado en blanco y azul, retoques ya de su rehabilitación barroca y los dos cuerpos abalaustrados. Los dos elementos revestidos de cerámica y azulejos bancos y azules.
En la construcción de la Iglesia de Santa Ana intervinieron canteros burgaleses y alarifes musulmanes. Y los materiales usados fueron el ladrillo y la piedra para las portadas, las zonas nobles y las bóvedas góticas. La madera quedó reservada para las cubiertas.
La Iglesia de Santa Ana desde su interior
La iglesia de Santa Ana es de planta rectangular, sin crucero, lo que se denomina trascoro. Tiene tres naves de cinco tramos cada una, siendo la central más alta y ancha que las laterales, terminando las tres en capillas poligonales. Las naves están separadas por arcos apuntados que se apoyan sobre pilares cruciformes de ladrillo, en tanto que los nervios descansan sobre columnas, con capitel antropomorfo, adosadas a las pilastras.
Los daños que se produjeron tras el terremoto de 1355 hicieron reconstruir el templo, en el que se le fueron añadiendo diferentes capillas como la Capilla del Capitán Monte Bernardo, la Capilla Sacramental y la Capilla Bautismal.
Los techos tienen una serie de nervaduras que sostienen las bóvedas. Las columnas que sostienen los techos tienen en su parte superior ménsulas decoradas con cabezas humanas, leones, castillos y hojas de vid.
El retablo mayor, situado al final de la nave central, tiene forma de ábside y es ahí donde podemos encontrar una importante y valiosa colección de pinturas sobre madera de Pedro de Campaña del siglo XVI. Incluye una imagen de Santa Ana con la Virgen y el niño, obra fechada del siglo XIII.
El retablo de la capilla lateral izquierda fue realizado alrededor de 1710, por Miguel Franco. Se encuentra compuesto por banco, un cuerpo de tres calles divididas por columnas de carácter salomónico y ático. En la hornacina central se halla una imagen de la Virgen del Rosario.
Uno de los cientos de detalles interesantes que puedes encontrar es la capilla de la Virgen del Carmen, de la hermandad de la Virgen del Carmen, actualmente capilla de Ánimas. Tiene un remate curioso, ya que no sigue la misma arquitectura del templo, que es de estilo gótico-mudéjar, porque es de estilo rococó. El motivo lo encontramos en el terremoto de Lisboa, que hundió toda la parte posterior de la Iglesia de Santa Ana y hubo que rehacerlo de nuevo.
En sus capillas hay miles de anécdotas como en la que se encuentra la Virgen de la Victoria. Allí se cuenta que Magallanes con todos sus marineros rezó antes de embarcarse en la inmensa proeza de dar la vuelta al mundo en la Nao Victoria
La conexión con Sevilla
Durante siglos, la iglesia de Santa Ana fue a Triana lo que la catedral era a Sevilla.
Hasta el XIX era destino de la estación de penitencia de las hermandades del barrio de Triana que procesionaban en Semana Santa, mientras en la otra se dirigían a la Catedral.
Sería en 1.830, cuando la Hermandad de Nuestra Señora de la O fue la primera en cruzar el puente de barcas para hacer estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, a lo que en años sucesivos se sumarían el resto de las hermandades trianeras.
El puente de Isabel II, conocido popularmente como puente de Triana, se terminó de construir en 1.852, lo que permitió una más fácil comunicación entre Triana y Sevilla.
Desde entonces, Triana es uno de los barrios más especiales de Sevilla, famoso por su historia, su idiosincrasia y su significado. Un origen tartesio con un futuro mundialmente reconocido.
Conoce en este video la Iglesia de Santa Ana de la web de la misma iglesia, al igual que las fotos de este artículo