Si se acerca en el calendario ese día en el que te van a entregar tu nueva vivienda, sentirás una mezcla de ilusión, nervios y – por qué no decirlo – pánico por todo lo que te viene encima. Más allá del vértigo que produce vincularse a una hipoteca por muchos años, una nueva vivienda viene – necesariamente – acompañada de una mudanza. Y, como para todo hoy en día, también hay trucos para que la mudanza sea lo más llevadera posible.
La mayoría de esos trucos que mencionaba arriba tienen que ver en realidad con el orden y la organización. Si eres una persona ordenada y a la que le gusta tener ciertas estructuras mentales, una mudanza puede llegar a ser hasta un reto divertido. Si no lo eres, te dejo algunos consejos a continuación que te ayudarán:
- Prevé con la antelación necesaria todo el proceso. Si te ayuda, anótalo y pon en orden todo lo que debes tener en cuenta.
- Ten ordenada tu vivienda actual. Ya lo dice Marie Kondo en sus consejos para una mudanza: una casa te llevará a la otra y el estado de una y otra siempre ha de ser el del orden. Más allá de esto, tiene bastante lógica tener todo ordenado para separar, clasificar y almacenar lo que sí se va.
- Otro truco de Marie Kondo es visualizarse en la nueva vivienda. Esto es algo muy importante, ya no solo de cara a una mudanza, sino también en nuestras viviendas en general. Tener claro cómo queremos vivir y tomar decisiones encaminadas a ello, nos puede ayudar a vivir mejor. Además, no siempre nos apetece lo mismo y actualizarse es una buena manera de sentirse bien.
- Muy relacionado con la anterior está el elemento más importante: la honestidad. ¿De verdad vas a utilizar eso que quieres guardar en una caja para llevarla a otro lugar? Las mudanzas son siempre una grandísima oportunidad para deshacerte de todo eso que realmente no necesitas. Empezar de cero requiere deshacerse de muchas cosas que no aportan nada. Esto lo puedes aplicar con todo: ropa y calzado, mobiliario, elementos decorativos, libros, documentos, etc.
- Hazte con suficientes cajas – mejor si tienen algún tipo de asa – y comienza a clasificar. Lo ideal aquí es no mezclar elementos e ir organizando todo por habitaciones. Es decir, si en tu dormitorio almacenas ropa y documentos, no utilices una sola caja para guardar ambos. Los papeles con los papeles y la ropa con la ropa. Marie Kondo sugiere que se utilicen cajas más pequeñas dentro de otras cajas, pero esto puede ser un auténtico reto. Numera todas las cajas y dales una nomenclatura específica por espacios. Una vez te encuentres en tu nuevo hogar, podrás recolocar todo con menos quebraderos de cabeza.
- Prevé vaciar la cocina sin desperdiciar alimentos. Si tienes el congelador lleno, ve consumiendo esos alimentos hasta que se quede vacío. Igual sucede con la despensa. Es probable que te lleves una pequeña alegría deshaciéndote de un bote de especias que llevaba tres años caducado y tuvo que esperar a tu mudanza para cambiar su destino.
- En función de tu presupuesto, no es necesario que pongas a prueba los vínculos reales de tus amistades, ya que lo ideal es contratar una empresa de mudanzas. Recurrir a los profesionales siempre te evitará dolores de cabeza. Compara presupuestos de antemano. Si la haces por tu cuenta, pide prestada o alquila una carretilla que te ayudará con los elementos más pesados.
- Ten a mano los elementos básicos de “supervivencia” con todas esas cosas que debes tener a mano y no deben estar en el fondo de una caja. Toma muy en cuenta las necesidades de las personas que se mudan contigo y tienen mayor dependencia (bebés y personas mayores) o tus mascotas.
- Guarda los cables una vez estén identificados y junto con sus aparatos electrónicos. Ten especial cuidado con estos elementos a la hora del transporte.
- Una vez hayas llegado a tu nueva casa, toca deshacer todo lo hecho. Ve por orden y por estancias. Gracias a haber clasificado y nombrado todas las cajas, este trabajo es más sencillo.
- Sal a comer o pide comida a domicilio los primeros días mientras le das un lugar a cada cosa y te quitarás un dolor de cabeza adicional.
El último truco es el más importante de todos: vive con ilusión cada paso. Dejar lo que ha podido ser un hogar feliz en busca de un nuevo proyecto debe ser emocionante, aunque también sea agotador. Colocar por primera vez ese marco sobre la repisa o disfrutar por primera vez de la vista que tienes desde el comedor mientras desayunas te recompensará todo ese esfuerzo.
Autora:
Gema Armenta
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