La Casa de Pilatos es un palacio andaluz de estilo renacentista italiano, concretamente, mudéjar con elementos románticos, considerado como el mejor edificio nobiliario andaluz y un ejemplo fabuloso de la arquitectura sevillana del siglo XVI. Una visita imprescindible en Sevilla para los amantes de la arquitectura clásica.
También llamada a lo largo del tiempo Palacio de los Adelantados, Casa de Alcalá de los Gazules, Palacio de los Marqueses de Tarifa o Palacio de San Andrés, la Casa de Pilatos, actual Palacio de los Duques de Medinaceli, se asienta sobre un primitivo palacio de estilo mudéjar mandado construir por Pedro I. Con este fin importó del Reino de Granada los artesanos necesarios para la realización de yeserías, techos artesonados, azulejos y demás obras necesarias.
Considerado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España, la Casa de Pilatos es uno de los mejores palacios andaluces.
La Historia, el inicio de todo y la leyenda
La construcción de este palacio el cual está adornado de preciosos azulejos mudéjares y preciosos jardines comenzó a finales del siglo XV por deseo de D. Pedro Enríquez y su esposa Catalina de Ribera. Tuvo que ser finalizada por su hijo Fadrique Enríquez de Ribera, siendo el responsable del nombre que actualmente tiene la casa, Casa de Pilatos, tras un viaje de peregrinación que realizó a Jerusalén en 1519. A su regreso, la tradición dice que comprobó que la distancia que existía entre las ruinas de la casa del famoso pretorio Poncio Pilatos y el Gólgota, era la misma que la que separaba su palacio con un templete ubicado extramuros conocido como la Cruz del Campo. Sorprendido por la coincidencia, estableció un Vía Crucis con doce estaciones. La primera estación era la salida de Jesús de la Casa de Pilatos. La imaginación popular contribuyó a identificar este Palacio con la Casa del pretor considerándolo una copia de aquél, así sus estancias fueron denominadas con nombres relativos a la Pasión de Cristo, «Salón del Pretorio», «Capilla de la Flagelación», etc…
En la Casa de Pilatos hay una pequeña capilla con reliquias. En ella podemos ver una columna que narra la leyenda en la que flagelaron a Cristo y el Buen Pastor, y una imagen paleocristiana que se halló en unas catacumbas romanas.
El conjunto Histórico de la Casa de Pilatos
Su planta y alzado reflejan un conjunto desigual, ya que es el resultado de un largo proceso constructivo progresivo, con incorporaciones de fincas e incluso calles colindantes, llegando a estar enlazado, hasta el siglo XVIII, con la iglesia de San Esteban mediante un arquillo.
Se accede a través de un portal de mármol, realizado por Antonio María Aprile en 1529 en Génova, de estilo renacentista y rematado por una crestería gótica que parece ser fue traída del palacio que los promotores del edificio tenían en Bornos. Da la sensación de que se viajara en el tiempo cuando se entra al Patio Principal, típico patio andaluz, donde una fuente hace de centro y lo guarda con celo la diosa Palas representada en dos estatuas situadas en ambos ángulos y que a su vez todo es observado por veinticuatro bustos entre emperadores romanos y otros personajes relevantes.
Desde este patio se llega a dos jardines maravillosos que están engalanados con artesonados, y un pabellón, ambos en el jardín chico, también son admirables los zócalos y las rejas de estilo plateresco.
Pinturas murales realizadas al fresco decoran las galerías alta y baja del patio principal, así como algunas estancias. Representaban escritores del mundo clásico, Cicerón, Homero, Horacio, Quinto Curcio, Tito Livio y Virgilio, con textos de sus principales obras en un basamento inferior. Desgraciadamente, durante una de las frecuentes epidemias que sufría la ciudad se tomó la decisión de encalar todos los muros, lo que provocó la desaparición y posterior olvido de dichas pinturas. En los años setenta del siglo XX fueron redescubiertas y restauradas parcialmente en algunas zonas, aunque lo rescatado no permite imaginar el conjunto de lo que allí se mostraba.
A la derecha del patio central se encuentra el Salón del Pretorio, una estancia alargada claramente mudéjar. Construido en la primera parte del siglo XVI, fue fruto de la ampliación renacentista del patio. Conserva todos sus elementos originales, incluso la carpintería mudéjar en el que se pude observar aún la policromía
En su centro, se sitúan las armas de su linaje desde los padres de Fadrique Enríquez hasta sus bisabuelos. Azulejos de cuenca o arista cubren sus muros como los del resto del palacio, que cuenta con hasta ciento cincuenta diseños diferentes.
Seguimos por el Jardín Chico
A través de él accedemos al Jardín Chico. Hasta principios del siglo XX, el espacio que hoy constituye un único jardín, estuvo dividido en dos espacios separados. Un estanque, cuyo surtidor está adornado por un bronce que representa al joven Baco, obra de Mariano Benlliure, recuerda el derecho que tenía este palacio de contar con agua de pie, es decir, con una conexión directa con los Caños de Carmona, el símbolo más claro de distinción social. En esa época, tan sólo veinte familias de la ciudad disfrutaban de tal derecho.
Tras recorrer el jardín, entramos en la Sala Dorada, pequeña habitación llamada de esta forma por el acabado que muestra el artesonado del techo. En las paredes podemos ver numerosas muestras de arte romano, procedentes de la vecina Itálica.
Siguiendo el pasillo, volvemos al Salón del Pretorio y, a través de él, al Patio Principal. Si seguimos rodeándolo en el sentido contrario de las agujas del reloj, encontramos una puerta enmarcada por amplias yeserías. Se trata del Salón del Descanso de los Jueces, la mayor estancia del palacio. Hace función de antecapilla, y sus muros están vestidos, como en casi toda la planta baja, con la extraordinaria colección de azulejos que don Fadrique Enríquez encargó al taller de los hermanos Polido, alfareros de Triana, entre 1.536 y 1.538.
La Capilla de la Flagelación
En el centro del salón, destaca la portada de la Capilla de la Flagelación, de fina yesería de motivos góticos isabelinos y que aún conserva sus puertas originales, con bellísima policromía del siglo XV, en la que resalta el escudo que combina las armas de Enríquez y Sotomayor.
La Capilla de la Flagelación, la estancia más antigua del palacio, la que más se acerca al estilo mudéjar, aunque la bóveda, a tenor de la foto, es típicamente gótica. Conserva el único zócalo de azulejos del palacio, y uno de los pocos de Sevilla, realizados con la técnica de cuerda seca.
El centro de la estancia está ocupado por una columna de mármol de algo más de un metro de alto, que guarda en su interior, según la tradición popular, un pequeño fragmento de la auténtica columna a la que Jesucristo fue atado para ser flagelado. También se afirma que el resto de la estancia imita el lugar del palacio de Pilatos en el que se produjo este hecho.
La Casa de Pilatos se ha convertido en uno de los paradigmas decorativos para la arquitectura ecléctica y para el posterior historicismo regionalista denominado “estilo sevillano” de la década de 1920. Un edificio que debe ser visto, contado y escrito.
Fotos: Fundación Casa Ducal de Medinaceli
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