Cuando una casa está bien diseñada y pensada para sus habitantes y necesidades, nos puede hacer tremendamente felices. Si además, tenemos alguna afición que desarrollar dentro de nuestro hogar, la podemos disfrutar aún más si le damos “cariño” y el lugar que se merece.
Ya sabemos que no importan los metros que tenga nuestra vivienda, siempre se puede encontrar un rincón en el que poder desarrollar ciertas actividades que nos den eso que necesitamos: un rato de conexión con nosotros mismos o de desconexión con el exterior haciendo lo que más nos gusta.
Un rincón para leer o relajarte
Un sillón mullido, tipo chaise longue o con una otomana para elevar los pies, una mesa auxiliar – preferiblemente sin muchos elementos sobre ella – y un punto de luz cálida. Con estos tres elementos tan sencillos ya podemos tener nuestro rincón para leer o entretenernos con lo que más nos apetezca. La ubicación ideal sería en un lugar en el que podamos tener accesibilidad a una estantería con nuestros libros o bien, cerca de una ventana si queremos también la luz natural. Por supuesto, este rincón – en la medida de las posibilidades – debe estar alejado de otras distracciones o ruidos.
Para disfrutar más de la experiencia, no está de más involucrar al resto de nuestros sentidos. Textiles confortables y apetecibles en el asiento de nuestra elección y una buena taza de té o café pueden ser la mejor compañía. Que la decoración nos haga sentir bien y esté a nuestro gusto es fundamental: disfrutaremos más la experiencia y la buscaremos para desconectar.
La afición por la cocina
Hay quien detesta cocinar, quien se ha descubierto a sí mismo como un gran aficionado, o quien, simplemente, tiene ese don. Encontrar la tan anhelada paz mientras se cocina es posible. Primeramente si lo entendemos como un acto disfrutable y no como una obligación y, segundo, si nos lo ponemos fácil. Tener una cocina limpia y ordenada es el primer paso imprescindible y, para esto, ayuda en gran medida no tener todos y cada uno de los utensilios que vemos en algunos programas de cocina en televisión. No por tenerlos todos vamos a convertirnos en chefs profesionales y, con una probabilidad altísima, se terminarán almacenando después de algunos usos, inutilizando el espacio.
En la cocina, al igual que en el resto de nuestra casa, es muy práctico que tengamos los elementos agrupados en función de su utilidad. Por ejemplo, utilizar el mismo lugar de almacenaje para los utensilios o pequeños electrodomésticos del desayuno, es un muy buen comienzo. Así podremos recoger todo de manera muy rápida después de su uso y liberar espacio de las encimeras que, en la medida de lo posible, deben estar despejadas. Son el lugar de trabajo y donde dar rienda suelta a la creatividad.
La cocina es un rincón que, por nuestra cultura mediterránea, suele estar separado de la zona de estar y, habitualmente, está más frecuentado que otras estancias. Nos gusta merodear por ahí, haciendo compañía o probando bocado. Si tienes espacio en la cocina, aprovecha para instalar un pequeño office y compartir estos momentos con tu familia o tus visitas.
Un lugar para los cuidados. El baño spa
Una tendencia (casi una necesidad) al alza últimamente es la de dedicarnos un tiempo para el autocuidado. Cuando pensamos en tener un spa en casa nos puede venir a la mente un baño de muchos más metros cuadrados de los que suelen tener los nuestros, pero tener más espacio no es estrictamente necesario, sino saber bien qué hacer con esos metros y elementos. Tampoco es imprescindible tener una bañera, además del despilfarro de agua, el relax también se puede conseguir con una ducha completa. Hay infinidad de materiales para la placa de ducha y, en función del gusto, podemos instalar la que más encaje con la finalidad propuesta. Las que son de piedra natural proporcionan mucho confort y una sensación de lo más agradable al uso. Instalar una ducha tipo “lluvia”, cuidando los detalles y, sobre todo, con unos acabados que nos satisfagan, pueden hacer del “momento ducha”, ese rato de relajación y desconexión que necesitamos.
No siempre caemos en la cuenta de darle el lugar que se merece a las aficiones que tenemos en casa. Si les damos un poco de “cariño” aplicando cierto gusto estético que se adapte bien al nuestro, podemos hacer de ese “rincón feliz” un lugar al que querer volver.
Autora:
Gema Armenta
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