Nos pasa a prácticamente todos, nos faltan horas del día para hacer todo lo que necesitamos o queremos hacer. Además, no importa si lo logramos hacer, sentimos una carga mental por lo que tenemos pendiente, también en casa. Hay algunos pasos muy sencillos que, aplicados de manera periódica, se convertirán en un hábito. Esto hará que, poco a poco, no te cueste ningún esfuerzo mantener unas pautas básicas para conservar el orden y despreocuparte de esta carga que arrastramos día a día.
Algunas claves nada más entrar a casa
Los primeros pasos son nada más llegar a casa. Yo, particularmente, no soy partidaria de entrar en casa con el calzado que hemos utilizado en la calle. Para tener un hogar más saludable, es mejor dejar en la entrada tanto el calzado, como el abrigo que hemos utilizado fuera. Si no tienes un lugar específico para esto o no tienes espacio, puedes llevar a cabo esta costumbre igualmente en tu armario. Pero recuerda, guarda siempre lo que traes de la calle en su lugar. Al salir, puedes acudir al mismo sitio sin tener que dar vueltas para encontrar lo que buscas. Cuando te cambies de ropa, guárdala donde corresponda o ponla en el cesto de la ropa sucia. Evita esos “acumuladores” de ropa, como la silla que puedes tener en tu dormitorio.
Para la entrada de tu casa, es buena idea tener un espacio para dejar llaves, gafas de sol, móvil, etc. Lo puedes dejar en una bandeja o, mejor aún, en cajones para que el espacio se vea más recogido. Cuando vayas a salir, no perderás tiempo buscando las llaves del coche o tratando de recordar dónde dejaste las gafas de sol.
A fin de cuentas, se trata de tener un espacio para guardar cada cosa. Piensa, por ejemplo, si en un momento determinado quieres tomar notas, ¿dónde acudirías a por el bolígrafo y el papel? Lo ideal aquí no es que lo puedas encontrar en cualquier rincón después de buscar, sino que puedas acudir al lugar concreto donde lo tienes almacenado. Debe suceder, de la misma manera, con las pilas, bombillas, alargaderas, herramientas, etc. Separa, ordena en cajas y rotula, dales un lugar concreto. Así tendrás todo ordenado y no perderás el tiempo revolviendo todo para encontrar lo que necesitas.
El orden cuando tenemos hijos
Mención aparte merece cómo mantener el orden en casa cuando tenemos hijos. Aquí puede parecer que, cuando terminas de recoger, debes volver a empezar. El orden aquí no cunde tanto porque, para empezar, nos resulta a priori más fácil acumular todos los juguetes en un solo lugar sin mucha lógica y, al final, esto da sensación de desorden. Hay algunos trucos sencillos que te pueden ayudar. Por ejemplo, separa en cajas rotuladas (puedes utilizar dibujos si tus hijos aún no saben leer) los tipos de juguetes por categorías y guárdalas en algún lugar que sea accesible para ellos. Es fundamental que sean conscientes de su parte de responsabilidad para descargar tu carga mental en lo que a este tipo de orden respecta. Inventa normas divertidas y creativas para que ordenar sea entretenido. A los niños les pasa igual que a los adultos: si haces tareas repetitivas durante cierto periodo de tiempo, al final se tornan en hábitos que no cuesta esfuerzo realizar. Y mucho mejor si nos divertimos en el proceso. Se acostumbrarán a tener un entorno recogido y no querrán verse envueltos en caos y desorden.
Tareas básicas y la clave definitiva
Por otro lado, hay algunas tareas básicas que se deben hacer a diario sin falta:
- Hacer la cama todos los días antes de salir de casa
- Recoger la cocina y el comedor después de cada comida
- Mantener un buen aspecto en el salón, especialmente recogiendo el sofá
Toma en cuenta que hay un factor facilitador detrás de todas las pautas de orden y es acumular lo menos posible. Primero debemos deshacernos de esos “por si acasos” que (tú y yo sabemos) no vas a utilizar. Los vas a encontrar en tu cocina, en el trastero – que merece una mención aparte – y también en tu dormitorio. Por otro lado, ya es hora de acostumbrarnos a no comprar tanto, buscar alternativas en los armarios circulares, alquilar o comprar segunda mano y ser más conscientes de nuestro consumo. No pasa nada malo si dejamos ir algunos bienes materiales, todo lo contrario. Tendremos más espacio en casa, menos que ordenar y menos que acumular en esa carga mental de la que hablábamos al principio y que cada día pesa más.
Autora:
Gema Armenta
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