Es el epicentro de la sala de estar. Se trata, probablemente, del mueble que más vas a utilizar en tu casa: compartirás buenos momentos en él, verás una película o incluso, trabajarás. Elegir un buen sofá no es, a priori, demasiado complicado. Sin embargo, es fácil equivocarse y dejarse llevar por opciones que, por una u otra razón, no terminan de encajar con nuestra decoración o incluso, con nuestra ergonomía. Os presentamos, a continuación, algunas claves para acertar en la elección del sofá.
Antes de ir a la tienda física (u online)
Aunque esto parezca obvio, es importantísimo considerar el espacio del que dispones y cómo lo quieres ocupar. Toma tantas medidas como creas conveniente y hazte una composición de lugar sobre el volumen que tendrá el sofá que te imaginas. Si no tienes mucha visión espacial, utiliza cinta de carrocero en el suelo. Especialmente, cuando se decoran espacios vacíos, es fácil equivocarse con las proporciones y pecar – por exceso o por defecto – con el tamaño del sofá.
Piensa también en cómo tienes el espacio distribuido: si junto al sofá hay ventana o salida a alguna terraza o si está en zona de paso. También es fundamental que tomes en cuenta el volumen que el sofá debe tener alrededor para que la circulación de las personas sea fluida.
Por último, y no por ello menos importante, haz cuentas. Parece una obviedad, pero no lo es. ¿Cuántas personas sois en casa? Si la suma resulta en cuatro, necesitarás espacio para que se sienten, al menos, cinco personas. No todas ellas tienen por qué sentarse en el sofá. Puedes repensar el espacio con una chaise longue, con sillones complementarios o, incluso con otomanas.
Tu sofá debe ser cómodo
Y debe ser cómodo especialmente para ti y para los usuarios que vaya a tener habitualmente. Vas a pasar, con toda probabilidad, muchas horas en él, por lo que la ergonomía es clave. Hay algunas pruebas que tu sofá debe pasar: no debes sentir que te hundes, es decir, las caderas no pueden estar por debajo de la línea de las rodillas. Otra cuestión fundamental es que puedas apoyar los pies en el suelo, mientras tienes la zona lumbar apoyada en el respaldo. Ya no solo se trata de comodidad, sino de salud postural.
Otra cuestión importante a la hora de encontrar nuestro sofá ideal es la dureza. Si es excesivamente duro, no te va a invitar a que pases largas horas sentado en él. Este tipo de sofá es más propio de salas de espera que de un salón de estar. Si es excesivamente blando, también te resultará incómodo con el paso del rato, incluso es posible que te sea difícil moverte en él. Para esto, hay que acudir a sofás con rellenos intermedios, firmes, pero no excesivamente duros. Esto es especialmente así para la zona del asiento. La zona del respaldo sí debe ser ligeramente más blanda.
Hay otro factor que atiende al gusto de cada cual y es el reposabrazos. Hay diseños que no lo tienen y es posible que, con el paso del tiempo, se eche de menos. Analiza bien cómo deseas que sea tu sofá y dale una vuelta a esta cuestión, que no es menor.
La tapicería
Con la tapicería de nuestro sofá nos podemos adentrar en un mundo casi infinito. Hay varios factores que debes tomar en cuenta antes de tomar una decisión:
- El tejido: todas las opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes. El algodón se adapta a cualquier tipo de decoración y es fresco, lo que es de agradecer, especialmente en los meses de verano. La piel es fácil de limpiar y es muy resistente, eso sí, no transpira. Por otro lado, actualmente hay variedad de tejidos técnicos que repelen las manchas y no se arrugan, lo que también puede ser un pro.
- El color: puedes tener un sofá blanco, aunque tengas niños pequeños en casa. Lo que te será imprescindible es tener varias fundas intercambiables para poder lavarlas con la frecuencia que necesites. Más allá de esto, el sofá es un elemento que decora de por sí y puedes jugar con el color que tiene para crear combinaciones con el resto de la decoración o para cambiarla radicalmente gracias a la funda que le puedas poner.
Estoy segura de que si cierras los ojos y piensas en descansar, una de las imágenes que te vendrán a la mente es la de un sofá. Ese sofá puede ser el que tienes actualmente o el que deseas tener. En cualquier caso, creo que no me equivoco si afirmo que esa imagen mental te resulta agradable. En ocasiones, ese sofá se convertirá en paz mental, en un buen momento para compartir, en un momento de desconexión viendo una serie o leyendo un buen libro. No dejes al azar la elección de un buen sofá porque te puede proporcionar grandísimos momentos.
Autora:
Gema Armenta
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